Yael, la joven a la que le trasplantaron el dedo del pie a la mano en el hospital El Cruce, hace tres meses hoy ya puede escribir
La cita es a las 13,30 horas en uno de los consultorios del Hospital de Alta Complejidad en Red El Cruce (SAMIC). Se encuentran Andrea de Paz y Mariela Martínez Buffa, las terapista ocupacionales del Servicio de Kinesiología y Rehabilitación que se encargaron de rehabilitar la mano de Yael que a fines del año pasado sufrió un accidente doméstico, cuando manipulaba un secarropas sin tapa en su casa de Florencio Varela.
En el hospital El Cruce le reconstruyeron el pulgar de la mano derecha que había perdido en ese accidente a través de una cirugía compleja que duró varias horas. La misma consistió en extraer el segundo dedo de pie y colocarlo en la mano derecha, es decir trasplantarlo porque “se unieron los huesos, los tendones y luego se pasó a la microcirugía que fue unir las arterias, las venas y los nervios”, relató el Dr. Sebastián Valbuena encargado de la operación.
La intervención se realizó en enero, luego de unos días de internación Yael fue dada de alta. Pero aún quedada transitar la rehabilitación. En febrero la joven tuvo la primera consulta con las terapistas ocupacionales. Y hoy a dos meses de iniciado el tratamiento ya utiliza su dedo y su mano de manera normal.
Yael de 16 años y Carina, su mamá llegaron al consultorio muy animadas. “Estoy muy contenta puedo hacer todas mis cosas, ayudar en casa y hasta enviar mensajes con el celular”, manifestó la joven con frescura y amplia sonrisa.
Las terapistas nos explicaron cómo fue transitar el proceso de rehabilitación. “Si bién nosotros apuntamos a una rehabilitación del dedo que recupere funciones, también buscamos una motivación para Yael, por eso le dijimos que tenía que trabajar para llegar a usar su mano de manera completa para poder maquillarse, usar el celular y volver a la escuela. Uno de los objetivos más importantes. Ya así fue, en marzo se reintegró al colegio. Está cursando el 3 año del secundario”, explicó la Lic. Mariela Buffa.
“Se trabajó en una rehabilitación divertida, placentera que le den ganas de venir por la edad de Yael buscamos motivarla para que asista al tratamiento. Desde el primer día se llevó un plan de ejercicios para realizar en la casa. Porque la terapia ocupacional trata de reivindicar en la ocupación que hace el individuo todos los días la recuperación íntegral . Que agarre la birome no significa que puede escribir y tomar sino que pueda recuperar su condición, su habilidad su precisión, su destreza. Nuestro objetivo es que pueda desarrollar una vida normal. Con un dedo distinto y una mano diferente pueda integrarla y logre su autonomía. En una sesión vino con las uñas de los cuatro dedos pintadas y le dijimos las uñas son cinco. A partir de ese día se pinta las cinco uñas. Apuntamos a que este nuevo dedo lo incorpore a su imagen corporal. Que pueda aceptar sus cicatrices. Le brindamos pautas de higiene y cuidado de esa herida.
Le enseñamos que se mire, que se cure, y que se toque. Y que con esa mano va a poder hacer todo lo que venía haciendo antes del accidente. También va a recuperar de a poco la sensibilidad y su discriminación que hagan a su mano una mano sensible, con todo lo que ello significa.”, expresó la Lic. Andrea de Paz.
“El tratamiento comenzó con una birome adaptada, porque al principio no podía cerrar y tomarla. De esta manera, con esa adaptación ella podía tomar la lapicera y así empezó a escribir las primeras letras con mucha dificultad. A medida que fue avanzando su letra empezó a tener las mismas características que tenía antes del accidente. Luego, utilizamos una férula para ayudar a la toma que no era tan precisa. Así fue logrando tomar la lapicera de manera natural y logró una toma fina. Ahora estamos trabajando la fuerza y fortalecimiento del agarre y de los diferentes tipos de prensiones en la que se involucra el pulgar. Estamos en la etapa final del tratamiento que ha sido exitoso por la fuerza de voluntad de Yael y el acompañamiento de la familia”, sostuvo la Lic. Mariela Buffa.